Mar Cabra: Hay que desvincularse de la idea de que ser vulnerable significa no ser un buen periodista

© Nacho Rubiera 2021

Entrevista por Mariona Sanz

 

 

 

Durante la investigación de los Panama Papers de 2016, Mar Cabra lideraba el equipo de datos del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). Habiendo llegado a la cima de su profesión, y a pesar de haber sido galardonada con el Premio Pulitzer, Mar decidió alejarse del periodismo; estaba agotada.

Hoy, tras fundar The Self-Investigation, una organización que busca aumentar el bienestar de los periodistas, Mar es defensora de establecer relaciones más saludables con la tecnología dentro de la profesión. El año pasado, The Self-Investigation formó a más de 200 periodistas en temas de bienestar; el año 2021 será aún más activo, ya que la organización pretende llegar a los líderes de las redacciones que gestionan sus equipos a distancia.

Mar habló con Mariona Sanz, de WAN-IFRA, para el podcast The Backstory sobre las razones por las que dejó la profesión, la necesidad de reconocer el estrés y lo que la dependencia de la tecnología puede significar para los periodistas de hoy en día.

¿Por qué decidiste abandonar el periodismo?

Solía pensar que el éxito era conseguir premios y hacer el trabajo que me gustaba. Lo que no sabía es que el éxito también está relacionado con estar bien por dentro. Cuando ganamos el Premio Pulitzer, me sentí muy feliz profesionalmente pero muy infeliz por dentro. No sabía por qué. Años después, me he dado cuenta de que era porque había estado sometida a mucho estrés y no me estaba cuidando.

Ahora ya sabes que fue por estrés. ¿Cuáles fueron las señales de alerta que no supiste identificar?

Ahora me siento un poco estúpida porque durante años no vi esas señales de alerta, aunque fueran muy evidentes. Unos años antes de los Panama Papers, tuve algunos problemas de salud. Nunca los relacioné con mi trabajo, a pesar de trabajar jornadas de 16 horas muy frecuentemente.

Después de la adrenalina de los Panama Papers empecé a sentirme muy cansada. Aunque durante la semana rendía bien, porque soy una buena profesional, los fines de semana me sentía como si alguien me hubiera desenchufado del suministro eléctrico y me los pasaba básicamente en el sofá, sin ganas de hacer nada.

¿Cómo reaccionaron tus directores y colegas ante tu decisión?

Mis jefes estaban bastante sorprendidos porque yo todavía tenía un alto rendimiento y en general soy una persona muy apasionada. No podían entenderlo y tardaron en darse cuenta de lo profundamente agotada que estaba.

¿La salud mental aún es tabú en las salas de redacción?

Totalmente. Yo misma tardé mucho en hablar de mis problemas de salud mental. Sufrí de depresión cuando empecé en el periodismo. A los pocos años de trabajar en la televisión tuve que dejarlo porque no podía soportar la presión y no hablé de ello hasta 10 años después. Supongo que el Pulitzer me ayudó a hablar para que otros no se sientan tan mal. Ahora puedo decir: “Gané un premio Pulitzer con mi equipo. Tuve depresión, sufrí agotamiento, y aún así sigo siendo una gran periodista”. Hay que desvincularse de la idea de que ser vulnerable significa no ser un buen periodista. Todos los seres humanos del planeta necesitan cuidar su salud física y mental.

La pandemia de COVID-19 nos está ayudando a hablar más abiertamente sobre el bienestar mental y emocional…

Absolutamente. Creo que nos estamos agotando a un ritmo mayor y más rápido que antes por muchas razones. El COVID-19 es una de ellas, ya que está trayendo incertidumbre a nuestras vidas y muchos periodistas lo están cubriendo en circunstancias muy difíciles.

El Centro Internacional de Periodistas (ICFJ) y el Tow Center entrevistaron a 1400 periodistas y directores de medios de comunicación de 125 países para una investigación sobre los efectos de la pandemia en el periodismo y descubrieron que el 70% calificó el impacto emocional y psicológico de enfrentarse al COVID-19 como el aspecto más difícil de su trabajo.

¿Cuáles son tus propias conclusiones después de haber impartido formación sobre bienestar en 2020?

Los editores, los directores y los dueños de medios están dándose cuenta de que estamos viviendo en una época diferente, en la que tenemos que cuidar de nuestros periodistas y de su bienestar. Pero lo cierto es que muchas redacciones siguen sin dar esa ayuda y apoyo a sus empleados. Creo que estamos en un momento en el que tenemos que replantearnos qué tipo de periodismo queremos hacer, y sobre todo qué tipo de periodistas queremos ser.

En The Self-Investigation decimos: “Tú eres tan importante como el trabajo”. Tengo que repetirme a mí misma esa frase muchas, muchas veces al día para no ponerme al último en mi lista de prioridades.

También espero que lleguemos a replantearnos cómo tener prácticas de trabajo más saludables en el periodismo. La cultura tóxica de muchas redacciones es la razón por la que no quiero volver a un medio de comunicación.

¿A qué te refieres, exactamente?

Tenemos muchas culturas tóxicas en el periodismo. Algunos editores creen que hay que estar conectado todo el tiempo, que ser periodista es igual a estar ocupado y que no se puede tener una vida. Yo no creo que esto sea saludable para la profesión. También tendemos a pensar que como periodistas no podemos sufrir y que podemos hacer de todo: ir a la guerra, todas esas cosas tan difíciles. Eso es tóxico porque no es cierto. Somos seres humanos. Tenemos que entender que podemos ser vulnerables y, al mismo tiempo, ser grandes profesionales. Tenemos que cuidarnos los unos a los otros y a nuestro talento, para que los periodistas no abandonen la profesión.

¿Qué efectos en específico has observado en el bienestar de las mujeres periodistas?

Las estadísticas muestran que las mujeres están entre las más afectadas por el estrés y la ansiedad, ya sea durante la pandemia o no. En la mayoría de los países las mujeres son las que cuidan de la familia además de trabajar. Si los hijos están en casa y hay educación en el hogar, por supuesto que los niveles de estrés aumentan.

Pero hay otras razones. Como mujeres, tendemos a ocuparnos de los demás y a no ocuparnos de nosotras mismas. Cuando era gerente, me ocupaba de mi equipo y trataba de darles suficiente espacio para descansar, pero no lo hacía para mí. Y esa es una tendencia. He visto que esto ocurre especialmente con las mujeres que son madres.

También he visto otra tendencia, que podría parecer contradictoria, pero que en realidad es simplemente complementaria, que son las mujeres solteras (y ahí me incluyo). Nos cuesta más poner límites y acabamos trabajando mucho, todo el tiempo. “No te preocupes, tengo tiempo, lo haré después de cenar”, son el tipo de cosas que le decía a mi jefe. Hace falta recordar que también nos merecemos tiempo para nosotras mismas. Cuidar de una misma es tan importante como cuidar de los demás.

En un seminario web, mencionaste tres cosas muy básicas que son fundamentales y que a menudo olvidamos: comer, dormir y hacer ejercicio.

Es tan fácil, tan sencillo, y aún así, ¡no lo hacemos! Yo misma me incluyo. Cuando trabajaba en los Panama Papers, a veces me olvidaba de comer y, de repente, miraba el reloj y veía que eran las 5 de la tarde. O simplemente dormía cinco o seis horas. Hoy, en mi lista de tareas diarias también pongo tiempo para mí, para hacer ejercicio. Incluyo pausas para comer y cenar a horas regulares y también establezco un final para mi jornada laboral.

¿Sabemos cómo trabajar eficazmente desde casa?

He trabajado desde casa durante diez años. No lo gestioné bien y en parte por eso me agoté. He aprendido algunas cosas que me alegra compartir. Por ejemplo, que no nos damos suficiente espacio mental al principio o al final del día. Lo primero que hacemos al levantarnos es mirar el teléfono y luego empezamos a contestar frecuentemente los correos electrónicos. Yo animaría a todo el mundo a “desplazarse” al trabajo, a caminar durante 15 o 30 minutos, y luego empezar a trabajar. Eso da un poco de colchón, espacio mental para pensar en lo que es importante para el día y ayuda a poner algunas barreras físicas entre el trabajo y la vida personal.

¿Cuáles son los retos asociados a ser un director a distancia?

Eso es crucial. Con la pandemia, muchas redacciones han dejado que sus empleados trabajen desde casa pero no les han dado formación sobre cómo hacerlo eficazmente. Los mandos intermedios aún no tienen las herramientas necesarias para hacer participar a un equipo a distancia. Yo animaría a todos los responsables de los medios de comunicación a que recibieran formación sobre cómo ser un líder eficaz a distancia y también sobre cómo cuidar de sí mismos. Porque, de nuevo, lo que les ocurre a muchos directivos es que cuidan de sus equipos, pero no se cuidan a sí mismos.

¿Cómo podemos terminar nuestro día si estamos recibiendo constantemente correos electrónicos y notificaciones?

Yo solía estar siempre disponible y no me daba cuenta de que eso me estaba perjudicando. Esa es otra de las razones por las que me agoté. Ahora sé que nuestro sistema nervioso tiene un lado activo, el sistema nervioso simpático, y el lado tranquilo, el sistema nervioso parasimpático. Cuando estamos conectados o recibimos notificaciones estamos en este modo activo y de alerta. Si nuestro cuerpo no tiene suficiente tiempo de calma, eso empieza a acumular estrés.

¿También estamos perdiendo la atención y la concentración con las constantes notificaciones?

Cuando se produjo la pandemia, la gente empezó a buscar en Google “¿cómo concentrarse en el trabajo?”, y esto es aún más cierto en el caso de los periodistas, ya que estamos muy conectados a la tecnología: recibimos mucha información y tenemos muchas distracciones. La ciencia demuestra que cada vez que te distraes, tardas unos 23 minutos en volver a la tarea original. Para cuidar nuestra atención y nuestro enfoque, la única manera es minimizar las distracciones para poder tener tiempo para el trabajo en profundidad.

En tu caso, tu mayor “distractor” era el correo electrónico., incluso te has descrito como una “adicta al correo electrónico”.

Cada persona tiene que pensar cuál es su distractor número uno. En mi caso, era el correo electrónico. Pasaba muchas horas en el correo electrónico, pero no soy la única. Las estadísticas dicen que dedicamos entre un tercio y la mitad de nuestra jornada laboral a los correos electrónicos. Ahora sólo lo abro tres veces al día y eso me ha dado mucha libertad y concentración. Para otros puede ser WhatsApp, Slack… Tenemos que repensar la forma en que queremos interactuar con la tecnología.

Nuestros días de trabajo también están llenos de reuniones virtuales que están empezando a crear lo que se ha llamado “Fatiga del Zoom”.

Es importante darse un tiempo entre reuniones o tareas. Las reuniones consecutivas son lo peor. Yo recomendaría reducir el tiempo de las reuniones o entrevistas para darse 10-15 minutos para recuperar la energía y descomprimirse.

Probablemente tengamos que replantearnos cómo relacionarnos con la tecnología, no sólo como periodistas, sino también como seres humanos…

Exactamente. No importa la edad o la juventud, la tecnología está permitiendo muchas cosas grandes en el mundo pero nuestra relación con ella está afectando a nuestra salud y estado mental. Tenemos que replantearnos nuestra relación con la tecnología, para poder seguir logrando grandes cosas.